GROOMING
La llegada de Internet abrió las puertas a la comunicación
instantánea, a la creación de redes sociales, foros, lugares de intercambio en la red, etcétera. Con sus pros y sus
contras. Siempre se pone el acento en las facilidades que han traído las tres W
pero, ¿qué consecuencias negativas ha podido tener? Te explicamos qué es el
"grooming".
El término
proviene del inglés "groom" que significa acicalar o cepillar en caso
de animales. Sin embargo, según la definición de Wikipedia (la
real academia Española todavía no ha incluido el término en su diccionario), el
"grooming" es "un nuevo tipo de problema relativo a la seguridad
de los menores en Internet, consistente en acciones deliberadas por parte de un
adulto de cara a establecer lazos de amistad con un niño o niña en Internet,
con el objetivo de obtener una satisfacción sexual mediante imágenes eróticas o
pornográficas del menor o incluso como preparación para un encuentro
sexual".
Grooming:
Acoso a menores
en la red
Podemos definir Grooming de manera
sencilla como el conjunto de estrategias que una persona adulta desarrolla para
ganarse la confianza del menor a través de Internet con el fin último de
obtener concesiones de índole sexual. Hablamos entonces de acoso sexual a
menores en la Red
y el término completo sería child grooming o internet grooming. Desde un
acercamiento lleno de empatía y/o engaños se pasa al chantaje más cruento para
obtener imágenes comprometidas del menor y, en casos extremos, pretender un encuentro
en persona. El daño psicológico que sufren niños, niñas y adolescentes
atrapados en estas circunstancias es enorme.
Como ocurre con muchos otras palabras,
máxime cuando son referidas a fenómenos recientes relacionados con Internet, en
ocasiones se usa de manera equivocada o, cuando menos, algo distinta. Sea el
criterio anteriormente expuesto al que nos referimos en las siguientes líneas.
UN PROBLEMA MÁS GRANDE PARA LOS PEQUEÑOS
No hay datos ciertos
de su incidencia en nuestras sociedad, tanto por ser una cuestión reciente como
por su rápida evolución. No consta que haya un
cómputo expreso de las denuncias relacionadas recibidas por los diversos
cuerpos y fuerzas de seguridad No hay datos ciertos de su incidencia en
nuestras sociedad, tanto por ser una cuestión reciente como por su del Estado
implicados. Y, aunque así fuera quedarían, muy a nuestro pesar, un grueso
ingente de casos que o bien no son denunciados por los adultos responsables
(por las implicaciones emocionales y para la intimidad del menor) o bien nunca
llegan a ser conocidos por éstos. No hay magnitudes y nos hemos de conformar
con conjeturas construidas a partir de sucesos concretos, haciendo uso de la
extrapolación y de una pretendida intuición.
Sirva como ejemplo el conocido caso de
un pederasta que operaba desde un país latinoamericano. Poseía colecciones de
imágenes de más de 70 niñas de diversos países. Diez de ellas eran españolas y
sólo constaban denuncias de tres.
Otro dato simbólico son las crecientes
operaciones contra la pornografía infantil. A pesar de su comunicación en
medios de comunicación con fines disuasorios, los casos son cada vez más
abundantes. Es simple, significa que hay mucha demanda de pornografía infantil,
esto es, muchos consumidores y muchos menores implicados. La pornografía infantil,
en tanto que prohibida, mueve grandes cantidades de dinero y, en consecuencia,
llama la atención de “mafias mayoristas” que crean el material, por lo general,
en países donde la protección de la infancia no alcanza unas cotas mínimas y
existe prostitución infantil. No es nuestro caso, pero ocurre que hay otro tipo
de material pornográfico infantil que es el generado por pedófilos y pederastas
para su propia satisfacción y como moneda de cambio en los circuitos donde se
mueven estas imágenes. Podríamos deducir de todo esto que hay una producción
creciente de pornografía infantil que es obtenida, también, por pedófilos
particulares y anónimos que se nutren de nuestros hogares.
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